EL COYOTE Y EL ZORRILLO

Un coyote salió de su agujero para ir a buscar comida. Llegó a un cañaveral de maíz; allí se encontró con un zorrillo y le preguntó:

-¿Yo vengo en busca de mi comida? ¿Y tú dónde vas?

-También vengo en busca de mi comida. Podemos apostar una carrera. Nos colocaremos en ese surco y cuando yo grite tres veces, juntos echaremos a correr. Quien antes llegue al final del surco habrá ganado.

-Espera -le contestó el coyote al zorrillo -¿Y cuál es el premio? Qué tal si apostamos lo que vamos a buscar; si pierdo te daré lo que iba a ser mi comida y si tú pierdes, me darás la tuya.

-Como tú quieras -respondió inmediatamente el zorrillo.

Ambos se colocaron en el comienzo del surco, y el zorrillo gritó:

-¡Uno, dos, tres!

El coyote, sin fijarse en nada más, echó a correr. El zorrillo, en cambio, en cuanto vio salir al coyote, se escondió en su agujero.

El coyote no sabía que al otro lado del surco había otro zorrillo. Éste, de lejos, había oído la conversación. Así, cuando llegó el coyote, el otro zorrillo estaba esperándolo sentado tranquilamente.

El coyote quedó muy sorprendido de que le hubiera ganado la carrera y dijo:

-¡No puede ser que corras más que yo! ¡Repitamos la carrera!

Se colocaron otra vez en el surco y el zorrillo dio la señal.

El coyote echó a correr y a correr.... Pero cuando llegó al otro extremo del surco ya estaba allí esperando  el zorrillo. El coyote no salía de su asombro pero ya no se atrevió a discutir con el zorrillo.

El zorrillo le dijo:

-Ya viste cómo te pasé. Ahora dame lo que me prometiste.

-Bueno -contestó el coyote-, espera a que yo vaya a buscarlo, y cuando volvamos a encontrarnos aquí te lo daré.

-¡No! -respondió enfadadísimo el zorrillo-, quedamos que me lo darías aquí.

-Pero si ahora no tengo nada -dijo el coyote.

-De acuerdo -se conformó al fin el zorrillo-. Ve a traerlo.

El coyote echó a correr y a correr... y se fue riendo. Ya no volvió nunca. Y cuentan que el zorrillo todavía lo está esperando.

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